En el presente, la referencia pública de Franz Kafka es la de un gran escritor. Pero en su tiempo se lo conocía mucho más como abogado de seguros. Es que Kafka no publicó en vida, y por decisión propia, más que algunos cuentos. Sólo luego de muerto el mundo empezó a conocer al autor que había podido hasta entonces disimularse. Inseguridad, timidez, miedo al rechazo. Los mismos sentimientos de su vida privada se proyectaron en Franz para no dar a conocer su obra. Por fortuna para las letras universales, su amigo y albacea Max Brod desobedeció ampliamente su última voluntad de quemar todos sus manuscritos, supervisando su publicación.

Especializado en derecho de seguros, trabajó primero en la empresa Assicurazioni Generali, en el ámbito privado. Luego ingresaría en la administración pública, cumpliendo funciones en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia.

Aunque el padre de Kafka se refería a este trabajo como "Brotberuf", un empleo solo para pagar las cuentas, el horario cómodo le permitió dedicarse a escribir, que era lo que el realmente quería. De hecho, Kafka a menudo decía despreciar el trabajo, a pesar de ello, era mantenido en alta estima por sus superiores.

El trabajo consistía en investigar y evaluar la indemnización por lesiones personales de los trabajadores industriales; los accidentes como la pérdida de dedos o extremidades eran frecuentes, debido a las deficientes políticas de seguridad laboral de la época.

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