Afrodita es una diosa de la mitología griega asociada con el amor, la belleza, el placer, la pasión y la procreación. Se identifica con el planeta Venus, que lleva el nombre de la diosa romana Venus, con quien Afrodita fue ampliamente sincretizada. Los símbolos principales de Afrodita incluyen el mirto, rosas, palomas, gorriones y cisnes. De su nombre se desprenden acepciones, como la palabra afrodisíaco, y de su nombre en romano antiguo (Venere), provienen venerar y venérea (referido a lo sexual).

Cuenta con poderes inmensos: protege a los esposos, fecunda los hogares y está presente en los partos. También simboliza la pasión desencadenada que destruye las uniones legítimas e incita a los mortales a toda clase de voluptuosidades y vicios. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que normalmente no era el amor en el sentido cristiano o romántico, sino específicamente Eros (atracción física o sexual).

Se casó con Hefesto, el dios de los herreros y la metalurgia. A pesar de esto, Afrodita era frecuentemente infiel y tenía muchos amantes; en la Odisea, ella es sorprendida en un acto de adulterio con Ares, el dios de la guerra. En el Primer Himno Homérico a Afrodita, ella seduce al pastor mortal Anquisas. Junto con Atenea y Hera, Afrodita fue una de las tres diosas cuya enemistad dio lugar al inicio de la Guerra de Troya y que desempeña un papel importante en toda la Ilíada.

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