A los 25 años Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido por la historia como Calígula y nieto del mismísimo Nerón, se convirtió en el nuevo emperador de Roma. Su mandato comenzó un 16 de marzo del año 37 y un año después Calígula había dilapidado la fortuna de 3.000 millones de sestercios que había heredado de su abuelo Tiberio. Toda una proeza que le llevó a vivir una vida de excesos y gastos suntuosos de todo tipo.

Al poco de llegar al poder Calígula contrajo una extraña enfermedad que terminó por producirle un desequilibrio mental que motivó un cambio radical en su personalidad y fue a partir de ese momento cuando, entre otras excentricidades, nombra a su caballo Incitatus (Impetuoso) cónsul de Bitinia, un territorio situado al norte de la actual Turquía y a orillas del Mar Negro, título que permitía que el equino pudiera ocupar plaza en el Senado. El animal terminaría siendo uno de los équidos más famosos de la historia.

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