El sitio de Sagunto fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en el 219 a. C. entre los cartagineses, dirigidos por Aníbal Barca, y los saguntinos. Esta batalla se recuerda principalmente por haber sido el desencadenante de la segunda guerra púnica.

El pueblo de Sagunto, ciudad independiente protegida por Roma, prefirió morir antes que entregarse, abandonado a su suerte por quien había prometido su protección -el Imperio Romano-, ante el largo y cruel asedio al que fueron sometidos por el cartaginés Aníbal.

Desde sus orígenes los cartagineses se sintieron atraídos por los territorios peninsulares, por su situación geoestratégica frente a Roma, por sus recursos minerales y agrícolas y por su aportación de mercenarios.

Esa debilidad por controlar nuevos territorios con los que engrandecer su poderío geopolítico y económico en el Mediterráneo lanza a Amilcar Barca a una importante campaña expansionista en la Península Ibérica.

Tras reclutar a un poderoso grupo de mercenarios, desembarcan en Gadir, única posesión cartaginesa en la Península en el año 237 a.C. y, avanzando por todo el territorio meridional controlan toda la Bética, dominando a Bastitanos y a Contestanos (Almería, Murcia y Valencia), sin cejar en el empeño en su camino hacia los Pirineos.

El pretexto de la invasión para Amilcar es el obligado y elevado pago de tributos que ha de realizar a su vecina Roma. Sin embargo, Amilcar no esconde sus intenciones y deseos expansionistas.

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