Los órdenes clásicos son estilos arquitectónicos canónicos con los que, en la arquitectura griega y romana clásica, se intentaba obtener edificios de proporciones armoniosas en todas sus partes. El orden arquitectónico surge de la necesidad de fijar una relación entre cada una de las partes del edificio, consiguiendo definir un patrón estético que reproduzca el ideal de belleza del periodo histórico de qué se trate.

Se reconocen y distinguen los diversos órdenes fundamentalmente por la forma de la columna, y más en concreto por la de su capitel. Los griegos sólo utilizaron tres órdenes: dórico, jónico y corintio. Los romanos asumieron los órdenes griegos y los transformaron, realizando su propia versión, a la vez que añadían dos más: toscano y compuesto. Aunque tienen el mismo nombre, los tres órdenes griegos son diferentes de los romanos, especialmente el estilo dórico.

El orden arquitectónico de un edificio clásico se asemeja al método de la música clásica, la gramática o la retórica de una composición escrita. Se establece por ciertos módulos como los intervalos de la música, y genera ciertas expectativas en una audiencia en sintonía con este lenguaje.

La retórica en cambio, que también tiene su origen en la Grecia clásica, es la técnica de expresarse de manera adecuada para lograr la persuasión del destinatario.

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