El italiano de origen griego Giorgio de Chirico (1888-1978) está considerado el padre de la Escuela Metafísica, junto a Carlo Carrá, movimiento que fue la antesala del surrealismo.

Se formó artísticamente en Atenas y Florencia, hasta fijar su residencia en Alemania en 1906, año en el que ingresó en la Academia de Bellas Artes de Munich.

Conoció, en esa primera época alemana, a Nietzsche y a Arthur Schopenhauer, de los que se dejó influir en sus obras simbolistas, interesándose así mismo por la obra de los pintores de este estilo Arnold Böcklin y Max Klinger.

Volvió a Italia, instalándose en Florencia, en 1910, en la que pintó la que sería su primera obra de la serie Plaza Metafísica "El enigma de una tarde de otoño". Realizó la citada serie entre 1909 y 1914, que corresponden al periodo metafísico, y que fueron las que le más fama y reconocimientos le dieron

En estas pinturas, plasmaba ambientes sombríos que se inspiraban en paisajes mediterráneos, para gradualmente realizar interiores muy abigarrados, llenos de objetos en los que las figuras eran habitualmente maniquíes.

Entre sus obras destacan: Héctor y Andrómaca, "Plaza metafísica italiana", "Villas romanas", "Plaza de Italia", "La tragedia y la comedia", "Dos figuras mitológicas" y "Caballos de carrera".

Su pintura influiría poderosamente en los surrealistas, y sería sin duda antesala de este estilo, sobre todo sobre los pintores: Max Ernst, Salvador Dalí y René Magritte.

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