El caballo (Equus ferus caballus) es un mamífero perisodáctilo domesticado de la familia de los équidos. A la hembra del caballo se le llama yegua y a las crías, si son machos, potros o potrillos, y si son hembras, potras o potrancas.

Los caballos son mamíferos, lo que significa que son animales que alimentan a sus crías con leche producida por las glándulas mamarias de las hembras. Son animales de sangre caliente, lo que les permite regular su temperatura corporal interna, lo que les da la capacidad de sobrevivir en diferentes climas y entornos.

Los caballos son herbívoros con un aparato digestivo adaptado a consumir una dieta de hierba y otros materiales vegetales durante la mayor parte del día. En comparación con los humanos tienen un estómago relativamente menor, pero unos intestinos mucho más largos que permiten un flujo continuo de nutrientes. Un caballo de 450 kg come entre 7 y 11 kg de comida diariamente, y en condiciones normales bebe de 38 a 45 litros de agua.

Los caballos no son rumiantes, por lo que solo tienen una cavidad en su estómago, a diferencia de las vacas o las ovejas que tienen cuatro cavidades. Pueden digerir la celulosa de la hierba gracias a que poseen un ciego muy desarrollado, por el que la comida pasa antes de llegar al intestino grueso.

La cría y utilización del caballo por parte del hombre se conoce como ganadería equina o caballar, y su domesticación se remonta a 3600 a. C., en la región de Kazajistán.

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