Las virtudes romanas son una serie de valores estimados en la Antigua Roma como fundamentales para todos los ciudadanos romanos. Son cualidades de vida a las que todos los ciudadanos romanos (e, idealmente, todos los otros también) deberían aspirar.

Son el corazón de la Via Romana y para muchos historiadores fueron estas cualidades las que dieron a la República Romana la fuerza moral necesaria para conquistar y civilizar el mundo. Se dividían en personales y públicas.

Las virtudes personales eran 15, entre ellas se encontraba la gravitas (como la dignidad y la seriedad exenta de toda frivolidad), una de las más apreciadas junto con la pietas, la dignitas y la virtus.

Se la define como un sentido de la importancia de un asunto, responsabilidad, seriedad y determinación. Adquiere el significado de un sentido ético, de seriedad, severidad y dignidad y connota una cierta substancia o profundidad de personalidad.

La cultura romana también entiende que algunas de las virtudes que los individuos deberían aspirar también son virtudes públicas, seguidas asimismo por la sociedad como un todo.

Estas virtudes eran 26, entre las cuáles se encontaban: justica: "justicia", como expresa por leyes y gobiernos sensatos; pax: "paz", una celebración de paz dentro de la sociedad y entre las naciones; pietas: "piedad", las personas prestando honra a los dioses y virtus: "coraje", especialmente de los líderes de la sociedad y del gobierno.

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