A pesar de su pequeño tamaño, el pulpo de anillos azules produce una toxina capaz de matar al ser humano, de hecho, portan suficiente veneno como para matar a 26 personas en pocos minutos. Sin embargo, su distintiva apariencia permite reconocerlo fácilmente y evitar así su ataque. Como su nombre indica tiene anillos azules alrededor de su cuerpo. Incluso cuando cambia los colores para mezclarse en el entorno, esos anillos azulados siguen ahí. Por suerte para él, vive en zonas donde tales colores a menudo son confundidos como parte de la barrera de coral.

El veneno producido por estos pulpos contiene tetrodotoxina, 5-hidroxitriptamina, hialuronidasa, tiramina, histamina, triptamina, octopamina, taurina, acetilcolina y dopamina. La mayor neurotoxina de estos pulpos se llamó originalmente maculotoxina, pero luego se comprobó que era idéntica a la tetrodotoxina, una neurotoxina que se puede encontrar también en el pez globo y en Conidaes. La tetrodotoxina bloquea los canales de sodio, causando una parálisis motriz. Esa toxina es creada por una bacteria en las glándulas salivales del pulpo.​ Son estas bacterias quienes le dan el color azul característico a sus anillos.

Normalmente su dieta consiste en cangrejos y camarones, pero si los atrapan, pueden comer hasta peces. Se abalanza sobre sus presas, y luego arranca un pedazo de su coraza (si es un crustáceo) para luego drenar la carne.

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