Las tortugas o quelonios, también llamadas testudines, forman un orden de reptiles (Sauropsida) caracterizados por tener un tronco ancho y corto, y un caparazón que protege los órganos internos de su cuerpo.

Si bien primitivamente algunas poseían pequeños dientes en el paladar, como en el caso del Proganochelys o Triasssochelys, con la evolución de los siglos los fueron perdiendo. Actualmente todas tienen solo pico córneo que recubre su mandíbula, parecido al pico de las aves.

La característica más importante del esqueleto de las tortugas es que una gran parte de su columna vertebral está soldada a la parte dorsal del caparazón. Esto hace que la respiración sea imposible por movimiento de la caja torácica; se realiza principalmente por la contracción de los músculos abdominales modificados.

Estos simpáticos animales mudan la piel; sin embargo, a diferencia de los lagartos y serpientes, lo hacen poco a poco. También mudan o desprenden los escudos del caparazón, individualmente y aparentemente sin un orden determinado.

En la cultura popular, las tortugas se describen con frecuencia como criaturas tolerantes, pacientes y sabias. Debido a su larga vida, movimientos lentos y una apariencia arrugada, son un emblema de la longevidad y la serenidad en muchas partes del mundo. Además tienen un papel importante en las mitologías, y a menudo aparecen en mitos de la creación o se utilizan como símbolos de la biología marina y el ecologismo.

¡Larga vida a las tortugas!

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