El jabalí es un mamífero artiodáctilo de la familia de los suidos. Su distribución original se corresponde con gran parte de Eurasia y algunas zonas del norte de África. El gruñido del jabalí se llama rebudio.

Es un cerdo salvaje que puede llegar a alcanzar 1.60 metros de longitud. Su cabeza es alargada y cónica, y termina en una especie de callo plano. Los ojos son sumamente pequeños y negros. Sus colmillos sobresalen. El cuerpo es macizo y robusto, con las patas bastante cortas pero muy fuertes. La cola es mediana y termina en una borla. El pie está provisto de dos dedos con pezuña, siendo sus huellas muy características.

El pelaje está compuesto por cerdas largas y ásperas y una densa lana inferior. Su color es de gris oscuro a negra. Siendo sus crías, los jabatos marrones, con tres o cuatro bandas longitudinales amarillentas a cada lado del cuerpo.

Sus hábitos son nocturnos, y durante el día suele reposar en una especie de cama o pequeña excavación que realiza en el suelo, al abrigo de rocas o matorrales. Su visión es escasa, pero su olfato y oído son agudos.

El jabalí prefiere los montes muy cerrados o los lugares pantanosos con mucho cañaveral. Terrenos con matorrales, marismas, bosque mediterráneo o bosques de coníferas.

Generalmente vive en familias, con un macho y una o más hembras junto a sus crías. Es un animal tímido, excepto cuando está herido que se transforma en un animal fiero y peligroso.

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