"El efecto Matilda" es un prejuicio en contra de reconocer los logros de las mujeres científicas, cuyo trabajo a menudo se atribuye a sus colegas masculinos. Este fenómeno fue descrito por primera vez por la sufragista y abolicionista Matilda Joslyn Gage en su ensayo, "La mujer como inventora".

El concepto del Efecto Matilda tiene su origen en el efecto Mateo. El sociólogo Robert King Merton definió este último como la falta de consideración que recibían las investigaciones de científicos jóvenes, o poco conocidos, por para comunidad científica.

La historia de la humanidad está marcada por la desigualdad de género en todas las disciplinas y materias. Esto queda reflejado en el material educativo utilizado en los colegios, donde la presencia de las mujeres apenas llega al 7.6%.

La falta de referentes es uno de los problemas más comunes entre las niñas. Según la revista Science, a los seis años las niñas se auto-excluyen de las matemáticas y las ciencias porque consideran que son menos inteligentes y capaces respecto a los varones.

Esta pérdida de interés no ocurre solo en las niñas. Tan solo un 28% de las plazas en las carreras científicas y tecnológicas son ocupadas por mujeres, pese a ser profesiones de gran demanda laboral.

Mujeres como la química francesa que descubrió la estructura del ADN Rosalind Franklin y la cartógrafa oceanográfica estadounidense creadora del primer mapa científico del suelo oceánico, Marie Tharp son evidencias del "Efecto Matilda".

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