En la mitología griega Augías era un rey de Élide hijo del titán del Sol Helios y de Nausidame.

Élide, hoy una ciudad periférica de Grecia, era una región inmensamente rica debido a la gran cantidad de ganado que allí se concentraba. No había región en todo el país que superase en número las reses que Augías, su rey, poseía.

El motivo de semejante riqueza poco tenía que ver con las cualidades de éste como ganadero y sí mucho con Helios, el rey sol, verdadero padre de Augías.

Sus rebaños jamás se ponían enfermos, con lo que año tras año lograba que el número creciera de manera considerable. Además su propio padre le había regalado doce toros que defendían al resto de la manada, consiguiendo de este modo no solo que su ganado se librara de las enfermedades que a otros acechaban sino que tampoco sufría bajas por las fieras de los alrededores.

Como nada hacía peligrar su máxima riqueza y, como ésta había sido obtenida sin ningún esfuerzo, Augías no se esforzaba en mantenerla en buenas condiciones llegando a abandonar los establos en donde su ganado vivía hasta el punto que estuvieron más de treinta años sin limpiarse.

Esta vez el trabajo de Hércules poco iba a tener que ver con monstruos o seres terribles. Lo que se le encomendaba era limpiar, él solo, la suciedad acumulada durante más de treinta años. Está claro que el mandato tenía como único interés ridiculizar y humillar a Hércules, pero como siempre, partió hacia su nuevo destino.

Más información: es.wikipedia.org