Tenebrismo es el nombre que la historiografía del arte da a un estilo o corriente de la pintura del barroco en su fase inicial, a comienzos del siglo XVII.

Se caracteriza por el violento contraste de luces y sombras mediante una forzada iluminación de forma muy evidente cuando se hace llegar un foco de luz marcando una diagonal en la pared del fondo, como la que proviene de un tragaluz en un sótano. La palabra proviene del latín tenĕbrae tinieblas.

El primer gran maestro del tenebrismo es Caravaggio, por ello todos aquellos que siguieron sus pasos aprovechando este recurso, suelen ser llamados caravaggistas.

José de Ribera cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio y Adam de Coster también fue un pintor caravaggista flamenco.

En el tenebrismo caravaggista, el foco de donde proviene la luz es indeterminado, es arbitrario, no se sabe de dónde proviene. En cambio, en la pintura de los holandeses de la escuela de Utrecht, el origen de la luz se hace explícito y toda la tensión del cuadro se genera, por ejemplo, a partir de la luz de una simple vela.

El pintor fue considerado en su época uno de los exponentes del arte contrarreformista. Pese a ello, no se libró, en sus obras de carácter religioso, de sospechas de transgredir la moral cristiana, como en el caso del cuadro La muerte de la Virgen.

Girolamo Francesco Maria Mazzola, llamado el Parmigianino fue un pintor italiano, considerado uno de los primeros y máximos exponentes del manierismo.

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