El puercoespín es el más punzante de los roedores, y existen más de dos docenas de especies diferentes, con el nexo común de la cobertura de púas sobre su cuerpo, que utilizan para dejar un desagradable recuerdo sobre los depredadores que intenten alimentarse de este supuesto plato fácil. Algunos especímenes pueden llegar a tener pinchos de 30 centímetros de largo.

Los puercoespines tienen el pelo suave, pero su lomo, sus laterales y su cola están cubiertos de púas afiladas, que mantienen en posición horizontal mientras no perciben peligro, aunque en caso de sentirlo, las erizarán dando un contundente mensaje disuasorio a la inminente amenaza. En caso de acercarse y de resultar herido por un puercoespín, las púas pueden ser verdaderamente difíciles de sacar, además de que estos las recuperarán en caso de pérdida.

Su nombre proviene de las púas y no tiene ningún significado taxonómico, ya que incluye géneros pertenecientes a dos familias distintas, Erethizontidae e Hystricidae, que no están especialmente relacionadas. A pesar de su nombre común, no tienen ningún parentesco con los cerdos (orden Artiodactyla). No deben ser confundidos con los erizos ni con los equidnas, ya que éstos no son roedores.

La especie más conocida es Hystrix cristata que mide unos 60 cm de largo y 25 de altura y puede llegar a pesar unos 15 kg. Vive en las regiones cálidas de Asia y África y penetra hasta Sicilia y el sur de Italia, siendo el único puercoespín europeo.

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