El ácido etanoico (CH3-COOH) es el segundo ácido carboxílico y se encuentra en el vinagre blanco común al igual que en otros que usamos en nuestras comidas como puede ser en el de manzana. Surge en la fermentación del vino blanco (del alcohol etílico del propio vino), debido a las bacterias aérobicas que cambian su composición química para obtener energía liberando iones acetatos que dan esa acidez. El tanto por cierto en volumen de esos iones por cada 100 cm3 de vinagre es lo que comúnmente se denomina "grado de acidez del vinagre", que, en el caso del vinagre de vino blanco, es de un 6%.

Este ácido, comúnmente se denomina "ácido acético", y, al no ser muy corrosivo, se puede ingerir pero también hacer pequeños experimentos con él. En concreto, si colocamos un huevo en vinagre blanco y lo dejamos reposar toda la noche, el carbonato cálcico de la cáscara se convierte en agua, dióxido de carbono y acetato cálcico de modo que se queda el huevo con una pequeña membrana que lo recubre: la membra vitelina.

La explicación de por qué se puede ingerir radica en su pH (porcentaje de hidrógenos). El pH de nuestra garganta, líquidos del esófago, saliva y ácidos estomacales no es tan diferente con el del vinagre -que está sobre 3,5 unidades- como para que reaccionen y se corroan. En el esófago, debido al reflujo, el pH está sobre 6, así que es un medio más ácido. En el estómago, en ayunas, está sobre 3, que se lleva muy poco con 3,5.

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