En el folclore alemán, francés e italiano, existe la creencia de que las urracas presentan inclinación a la recolección de objetos brillantes, especialmente los preciosos. Esta creencia es la base del argumento de la ópera de Rossini, "La gazza ladra", y del episodio de las aventuras de Tintín "Las joyas de la Castafiore".

En la Comunidad Valenciana, donde se denomina blanca, se cree que la urraca esconde objetos, circunstancia reflejada en la fraseología (pareixes una blanca, que tot ho amagues / guardes: «pareces una urraca, que todo lo escondes / guardas»). También se asocia a las personas parlanchinas (xarrar com una blanca).

Aunque se suele decir que anillos, colgantes y otras barajitas son sus presas favoritas, un estudio publicado en 'Animal Cognition' ha refutado la teoría de la atracción fatal hacia el brillo de estos animales.

El estudio, realizado por la Universidad de Exeter, exonera de los cargos de cleptomanía a estos pájaros blancos y negros, tanto en cautividad como en la vida salvaje. Es más, lo que encontraron tras analizar su comportamiento fue una especie de neofobia, es decir, que experimentan cierto miedo a los objetos novedosos que pueden suponer un peligro.

La explicación del mito puede estar en que solamente nos fijamos en las pocas veces en las que estas aves pierden el miedo y roban algo brillante. Pero no por robar una vez vamos a llamar ladrona a toda la especie.

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