El hákarl, abreviación de "kæstur hákarl" ("tiburón fermentado" en islandés), es un plato de la cocina islandesa a base de la carne curada del tiburón peregrino o tiburón de Groenlandia, un gran espécimen que puede alcanzar los 1400 kg. La carne de este tipo de tiburón es tóxica si se ingiere fresca, por lo que requiere un largo proceso largo de elaboración para su consumo. Fueron los vikingos quienes descubrieron que la carne del tiburón podía comerse si se dejaba fermentar. Cuando la carne está curada, posee un fuerte olor, incluso para los islandeses acostumbrados, que recuerda al amoníaco (debido al contenido natural de ácido úrico de la carne del tiburón).

Para preparar el hákarl, en la actualidad, se cortan las piezas de tiburón y se las coloca en contenedores cerrados donde fermentan durante tres a seis semanas. Luego, las piezas se lavan y se cuelgan en cobertizos donde se las deja secar varias semanas o meses.

A quienes prueban este plato por primera vez se les aconseja taparse la nariz para evitar su fuerte olor al acercarlo a la boca. Se lo suele acompañar con pan de centeno y queso (que esconden su sabor) y un licor islandés, el brennivín, hecho a base de papas fermentadas.

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