¿Cómo se llamaba en la Antigua Roma al ciudadano noble que defendía a su cliente en los tribunales?
Cliente (del latín 'cliens' —plural clientes— y este de 'cluere', «acatar», «obedecer»), en la sociedad de la antigua Roma, era el individuo de rango socioeconómico inferior que se ponía bajo el patrocinio (patrocinium) de un patrón (patronus) de rango socioeconómico superior.
Aunque normalmente el cliente era de clase social inferior, un patrón y un cliente podían incluso tener el mismo rango social, pero el primero poseía mayor riqueza, poder o prestigio que le permitía ayudar o hacer favores al cliente.
Desde el emperador, en la cúspide, hasta el plebeyo, en la base, los vínculos entre estos grupos encontraban su expresión formal en la definición legal de las responsabilidades de los patrones hacia los clientes.
Las relaciones de patrocinio no eran exclusivamente entre dos personas y también existían entre un general y sus soldados, un fundador y los colonos, y un conquistador y una comunidad extranjera dependiente.
Legendariamente, esta relación de patronazgo fue iniciada por Rómulo con el objetivo de fomentar los vínculos entre ambas partes de la sociedad romana, de manera que unos (los clientes) pudieran vivir sin envidia y los otros (los patronos) sin faltas al respeto (obsequium) que se debe a un superior. Cuantos más clientes tuviera, a más prestigio (dignitas) accedía un romano que pretendiera ser importante.
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