El citoplasma es la sustancia que llena el interior de las células, entre la membrana externa y el núcleo, si es que este se encuentra presente. Se compone del citosol y, en el caso de células eucariotas, de orgánulos como la mitocondria, vacuolas, etc.

El citosol proporciona un medio donde llevar a cabo las reacciones metabólicas. Es una dispersión coloidal, incolora o grisácea translúcida, semejante a un gel acuoso, compuesta de agua y de una inmensa variedad de solutos, como iones, hidratos, lípidos...

Pero el citosol no es una especie de "sopa" sin más. Distribuye por todo el citoplasma una red de proteínas fibrosas llamada citoesqueleto, que es un entramado de filamentos y microtúbulos capaz de dar estabilidad a la arquitectura celular, colaborar en el transporte de sustancias, y dar cierto movimiento a la célula, como por ejemplo al fagocitar.

Gracias a su naturaleza coloidal, el citoplasma puede presentarse en dos fases interconvertibles: la fase sol y la fase gel. La primera recuerda a un líquido, mientras que la segunda es similar a un sólido. Para entenderlo, son dos estados que también vemos al preparar un postre de gelatina: primero mezclamos los ingredientes en la fase sol, donde las partículas pueden moverse libremente; y luego la enfriamos para endurecerla y convertirla en una especie de gel semisólido. Aplicando calor, se podría retornar a la fase sol. En la célula, esta inversión de fases permite que se den ciertos procesos metabólicos y locomotores.

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