El maléolo lateral, también adjetivado como externo o peroneo, es la parte final del peroné (el más fino de los dos huesos largos que hay entre la rodilla y el pie). Tiene una forma prominente que podemos palpar como una dura semiesfera en la cara exterior de la zona donde se unen el pie y la pierna.

Pero no es el único maléolo que tenemos: el medial, interno o tibial corresponde al final de la tibia. Ambos maléolos abrazan al hueso astrágalo del pie junto con el que forman la articulación del tobillo.

Desde el maléolo lateral transcurren ligamentos y tendones importantes para articular y reforzar el tobillo. Toda la zona forma una estructura compleja y bien encajada que nos permite caminar y desplazarnos con cierta facilidad.

Debido a su ubicación superficial, el maléolo lateral es sensible a fracturas en la zona. Los traumatismos ocasionados por caídas o accidentes pueden acarrear fracturas, esguinces y luxaciones.

Estos problemas alteran la biomecánica del tobillo durante semanas e incluso meses, debido a la presencia de deformidades, edema, incapacidad funcional, mucho dolor, y marcha antiálgica, es decir, una forma de caminar antinatural que efectuamos casi inconscientemente para evitar el dolor.

El término «maléolo» proviene del latín «malleŏlus», que significa "martillejo", una antigua herramienta parecida a un pequeño martillo redondo, útil para herrar.

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