La tirolesa se compone de una polea instalada con cables que tienen una cierta pendiente. De esta manera, por acción de la gravedad, la persona se desliza por un cable mientras se sostiene de la polea.

La tensión es importante para que el cable no quede curvado hacia el suelo, lo que perjudicaría la propia carrera en movimiento y puede detenerlo antes de llegar al otro extremo, por lo que se debe tener cuidado de usar la tensión de carga correcta, ya que, dependiendo del tamaño de la tirolesa, esta carga puede superar la resistencia a la tracción, tanto del cable como de la cuerda. En ocasiones, su instalación se hace con la ayuda de equipos de medición y profesionales cualificados para efectuar dicho trabajo.

También se le llama de esta manera a la actividad deportiva correspondiente. Aunque cabe señalar que, en distintos puntos de Hispanoamérica, dicha actividad deportiva recibe otras denominaciones válidas como dosel, teniendo además cierto uso el anglicismo «canopy», al igual que «zip line».

El nombre «dosel» proviene del dosel arbóreo, ya que muchos de estos cables se instalan atravesando bosques. Por su parte, el nombre «tirolesa» proviene de Tirol (región de los Alpes de Austria e Italia).

La tirolesa es una práctica común en ejercicios militares, pero también es utilizada por campesinos de regiones montañosas escarpadas. En el caso de la práctica deportiva, como se ha mencionado, los cables suelen estar trazados en algún bosque, entre las ramas de árboles.

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