Una zanfoña o zanfona es un instrumento musical perteneciente a la familia de los cordófonos frotados.

Un eje, a cuyo extremo va una manivela, atraviesa una caja armónica cuya forma ha variado a lo largo de los siglos y de las modas. Ese eje lleva insertada cerca del manubrio una rueda que roza al mismo tiempo a las cuerdas, generalmente cinco, tres para la melodía y dos bordones, que van sobre la caja, desde el clavijero al cordal.

Las tres cantoras atraviesan un teclado que está sobre la caja armónica y que tiene al menos 21 teclas sobre las que se ejecuta la melodía. Cada tecla lleva tres espadillas que inciden sobre las tres cuerdas al mismo tiempo. El ejecutante puede estar sentado, apoyando la zanfona sobre sus rodillas, o de pie.

El precedente de la zanfona es un instrumento denominado organistrum que se tocaba entre dos personas: una hacía girar la rueda con su mano derecha y sostenía con la otra mano el cuerpo del instrumento, mientras que la otra iba haciendo la melodía accionando un teclado que estaba sobre la caja y de cuyos pernos iba tirando.

Desde la Edad Media, época en que entró en España traída por músicos pobres que venían a hacer el camino de Santiago, la zanfona ha estado en manos de músicos callejeros y no ha tenido la evolución que, en países como Francia, por ejemplo, le permitió llegar a un alto grado de sofisticación en construcción y en ejecución.

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