A lo largo de la historia, la gente ha tratado de fabricar armas más grandes y mejores con la esperanza de que un mayor tamaño produzca más poder. Ocasionalmente algunos intentos han tenido éxito, pero generalmente el resultado es un arma cómicamente grande e ineficaz.

En el caso de la escopeta de barca, sin embargo, los resultados fueron sorprendentes. En lugar de un arma cómicamente grande que casi no tenía poder, tenía tanto poder que fue prohibida porque hacía su trabajo demasiado bien.

Las escopetas de barca eran generalmente hechas a pedido y eran muy variadas, pero podían tener calibres superiores a 51 mm y disparar más de 450 g de perdigones.​ Un solo disparo podía matar más de 50 aves acuáticas posadas en la superficie del agua. Eran armas muy grandes y pesadas para sostenerse en las manos, además de tener un gran culatazo. Por estos motivos iban montadas directamente sobre la barca empleada para cazar, de ahí su nombre.

Para aumentar aún más la eficiencia, los cazadores a menudo trabajaban en grupos de 8-10 embarcaciones. Al alinear sus barcos y coordinar el disparo de sus armas de un solo disparo, se podían "cosechar" grupos enteros de aves con una sola descarga. No era inusual que un grupo de cazadores de este tipo adquiriera hasta 500 aves en un solo día.

En los Estados Unidos, esta práctica agotó las poblaciones de aves acuáticas silvestres y para la década de 1860 la mayoría de los estados habían prohibido la práctica.

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