La llamada masacre de Fortín Yunká, también conocida como "el último malón" tuvo lugar el 19 de marzo de 1919, en lo que hoy es Fortín Sargento Primero Leyes, en el centronorte de la provincia de Formosa, Argentina. En ella resultaron muertas quince personas: el jefe y la guarnición militar del fortín, y miembros de sus familias.

A partir de 1884, y como consecuencia de la campaña militar del general Benjamín Victorica contra los pueblos qom o tobas del Chaco, numerosos indígenas de esta etnia se desplazaron cruzando el río Bermejo hacia el norte de la actual provincia de Formosa. Allí establecieron una alianza con los pilagá del cacique Qanesokie'n y con grupos maká que entonces convivían con los pilagá.

El hecho fue originalmente atribuido a indígenas pilagá, sin que se hayan obtenido jamás pruebas al respecto. Todavía hoy se discute sobre quiénes fueron los autores de dicha masacre. Como consecuencia de las represalias posteriores llevadas a cabo por tropas argentinas, un número indeterminado de indígenas resultaron muertos o desplazados de sus territorios originales.

El "fortín" era apenas un conjunto de ranchos de adobe y paja, reforzados con troncos de los palmares de la zona. Alrededor de un patio central, además de los ranchos destinados a los soldados que tenían familia, se distribuían la comandancia, la cuadra, la cocina, un depósito y la enfermería.

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