Las medusas, que pueden llegar a medir entre 5 y 40 cm según el tipo, poseen como defensa ante los depredadores unos tentáculos repletos de toxinas que provocan reacciones alérgicas a cualquiera que las toque.

Sin embargo, en las medusas destaca también su particular forma de desplazamiento, que se produce mediante la propulsión en dos tiempos, uno de contracción con el que expulsa agua desde su interior para propulsarse hacia delante y otro de vuelta a su forma natural, en la que llena de agua nuevamente su interior.

El proceso de formación de floraciones de medusas no es simple. En él intervienen diversos factores como las corrientes de los océanos, la temperatura, la concentración de nutrientes, la incidencia del sol, la disponibilidad de alimentos, la estación, el número de depredadores en la zona y los niveles de oxígeno. Producto de la acción de las corrientes oceánicas, las medusas se congregan en grandes colonias en las que puede haber miles de ejemplares.

Se alimentan principalmente de plancton, crustáceos, huevos de peces, otras medusas y peces pequeños, por lo que son considerados animales carnívoros. Tienen un agujero en medio de su campana por el que ingieren los alimentos y también defecan. Cazan de forma pasiva y utilizan sus tentáculos a manera de red. Otro aspecto que les facilita la caza es su manera de nadar, pues al desplazarse hacen que un mayor número presas quede más próximo a sus tentáculos.

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