El endotelio es un tejido que tapiza el interior de todos los vasos sanguíneos, incluido el del propio corazón, donde la capa se denomina endocardio. Los vasos sanguíneos se forman por varias capas de diferentes tejidos que envuelven al endotelio, pero en los capilares, que son los más pequeños, el endotelio vascular constituye por sí solo toda la pared del vaso.

Hace tiempo se consideraba que el endotelio era una simple barrera pasiva para contener el plasma sanguíneo, pero hoy en día se sabe que la superficie de sus células está recubierta de receptores que le permiten realizar múltiples funciones, aún en continua investigación.

Por ejemplo, el endotelio segrega óxido nítrico (NO), un potente vasodilatador que contribuye a mantener los lípidos en niveles adecuados y conservar la presión arterial en valores normales; regulando además el traspaso de nutrientes y desechos entre los capilares y los órganos o tejidos a los que estos llegan (la llamada perfusión tisular). Otra sustancia que contiene es el sulfato de heparán, un coactivador de la antitrombina, que es una molécula que evita la formación de coágulos. Y también controla las señales químicas empleadas en la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis).

Debido a que el número de funciones realizadas por el endotelio es alto, las enfermedades relacionadas con una disfunción endotelial son también numerosas: arteriosclerosis, hipertensión arterial, sepsis, trombosis, vasculitis, hemorragias, etc.

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