La ciudadania vaticana es temporaria y no se adquiere por nacimiento, sólo se consigue por concesión papal. Por tal motivo solo los ciudadanos que la poseen son las más altas autoridades eclesiásticas que residen de forma estable en la ciudad, todos los diplomáticos empleados en las nunciaturas (embajadas de la Santa Sede), de todo el mundo y aquellas personas que ejercen funciones para el Estado de la Ciudad del Vaticano. Automáticamente la pierden al dejar sus funciones.

Para vivir dentro de las 44 hectáreas que ocupa "el país más pequeño y famoso de todo el mundo", hay que respetar normas de conducta estrictas, no se permiten animales domésticos, los huéspedes no se pueden quedar a dormir y no se permite colgar ropa en los patios.

No hay cementerios, sólo los papas quedan alli, el resto de los habitantes son enterrados fuera de los límites de la ciudad.

Uno de los aspectos más controvertidos es el gran secreto que envuelve las actividades gubernamentales y económicas, los funcionarios están obligados a no revelar aspectos de su actividad. La red informática que une todas las oficinas del gobierno y el archivo histórico (ubicado bajo tierra y cuyos estantes) si se pusieran unos al lado de otros se extenderían a lo largo de 54 kms. son totalmente inaccesibles.

Las finanzas están a cargo de la oficina de asuntos económicos, donde se elabora el balance del año anterior, el presupuesto a presentar al pontífice y el informe de entradas y salidas.

Más información: es.wikipedia.org