La frase "Todo es posible para el que cree" tiene sus raíces en el contexto bíblico y es atribuida a Jesucristo según el relato del Nuevo Testamento. Esta expresión se encuentra en el Evangelio de Marcos en el capítulo 9, versículo 23.

Marcos 9 presenta una escena en la que un padre pide ayuda a los discípulos de Jesús para expulsar a un demonio de su hijo.

Jesús se acerca y pregunta qué sucede. La respuesta del padre es que los discípulos no han conseguido expulsar al demonio. Jesús responde: "Generación incrédula, . . . ¿hasta cuándo voy a estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que aguantaros?". (Marcos 9:19). El padre pide entonces a Jesús que se apiade de ellos y expulse al demonio (Marcos 9:22). Jesús le dice: "Si puedes creer, todo es posible para el que cree" (Marcos 9:23).

La frase ha sido una fuente de inspiración y consuelo para muchos creyentes a lo largo de la historia, resonando en la enseñanza cristiana sobre la importancia de mantener una fe firme incluso en situaciones difíciles. Ha sido utilizada en contextos de predicación y reflexión espiritual para enfatizar la capacidad transformadora de la fe en la vida de los individuos.

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