Alboino fue rey de Los lombardos (565-572) y fundador del reino de Lombardía en Italia.

Aunque el lugar y la fecha de su nacimiento se desconocen, se sabe que murió el 28 de junio del año 572, asesinado por su propia esposa, la reina Rosamunda.

El pueblo de los lombardos, originario de Escandinavia, emigró durante los movimientos de las invasiones bárbaras del siglo III.

Hasta establecerse definitivamente, a mediados del siglo VI, cerca del río Elba, y más tarde en la Panonia.

Los lombardos lucharon, en calidad de federados, al lado del emperador romano-bizantino Justiniano I contra las tribus de los gépidos, asentadas junto a los lombardos y que no habían prestado juramento de fidelidad al emperador.

En el año 565, tras la muerte de su padre Alduino, Alboíno asumió la jefatura de la tribu lombarda.

Alboíno firmó con el emperador bizantino un nuevo tratado de amistad y ayuda mutua, por el que el emperador se comprometió a asentarlos en la zona definitivamente, a cambio de enfrentarse con los irredentos gépidos.

Alboíno, con gran astucia y habilidad política, supo atraerse a los avaros, pueblo situado al este de las fronteras de los gépidos para, en el año 567, aplastar totalmente a estos últimos, gracias a las cualidades militares del pueblo lombardo, no exento de gran crueldad.

Una vez eliminados los molesto gépidos, quedó el camino libre para la expansión hacia los territorios del sur.

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