Ana Bolena, (1501-1536), fue reina consorte de Inglaterra por su matrimonio con Enrique VIII en 1533. Murió ejecutada tras un discutible juicio y fue madre de la reina Isabel I, una de las más importantes monarcas de la historia británica.

El matrimonio de Enrique y Ana y su posterior ejecución, fueron parte del complejo comienzo de la considerable agitación política y religiosa que fue la Reforma inglesa, con Ana participando activamente en la promoción de la causa de la reforma de la Iglesia.

La han llamado "la reina consorte más influyente e importante que Inglaterra ha tenido nunca". Enrique solicitó la anulación de su primer matrimonio con Catalina de Aragón a la Santa Sede en 1527 y ante la negativa se produce la ruptura del país con la Iglesia Católica. Desafiando al Papa Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury declaró que la Iglesia de Inglaterra estaba bajo el control de Enrique, no de Roma.

La reina Ana creía que el Papado era una influencia de corrupción en el cristianismo.

En 1536, Ana fue detenida y llevada a la Torre de Londres, donde fue decapitada con una espada bajo acusación de adulterio, incesto y traición.

Posteriormente los historiadores consideraron que fue inocente de los cargos, y fue considerada como mártir en la cultura protestante.

El gobierno no aprobó proporcionar un ataúd apropiado para Ana. Así, su cuerpo y cabeza fueron depositados en un arca y sepultados en una tumba sin marcar en la capilla de San Pedro ad Vincula.

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