Una persona mundana es alguien que está interesado principalmente en los placeres mundanos y materiales, como el dinero, el poder, la fama y el lujo, y que presta poca atención a las cuestiones espirituales o religiosas. Como tal, la palabra mundano es utilizado como sinónimo de: frívolo, terrenal, elegante, mundanal.

Por otro lado, alguien que no es mundano es aquel que se enfoca en la vida espiritual y en buscar un propósito más allá de las cosas materiales.

De acuerdo a la religión Católica, la persona mundana es aquella que no actúa, no siente ni habla de acuerdo con la Ley o enseñanzas de Dios ya que su forma de vivir está unida a lo material dejando a un lado espiritual. Las enseñanzas de Pablo a los Romanos establece que "la persona que vive en la carne, donde reina el pecado y la muerte, tiene la mente dominada por impulsos que no son de Dios, no están sujetos a la ley de Dios y está bajo sentencia de muerte, a su vez, el creyente en Cristo, que está en el Espíritu, donde reinan la gracia y la justicia y, por lo tanto, disfruta de vida y paz".

La idea de la mundanidad se encuentra en muchas tradiciones religiosas y filosóficas, y se utiliza para describir la tendencia de las personas a buscar la satisfacción en cosas que son pasajeras y temporales, en lugar de en cuestiones más profundas y permanentes.

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