El 14 de junio de 1940, las fuerzas de la Alemania Nazi ocuparon París. Al ingresar los nazis montaron un gran desfile para mostrarle al mundo el poderío del «nuevo orden mundial». Así, miles de tropas desfilaron por la mítica avenida de los Campos Eliseos, pasando por el Arco del Triunfo ante la mirada horrorizada de cientos de franceses.

Sin embargo, hubo una particularidad: los soldados de la Wehrmacht desfilaron al compás de la Marcha de San Lorenzo.

Esta marcha vibrante describe la batalla del mismo nombre contra las fuerzas españolas, acaecida el 3 de febrero de 1813, crucial en la gesta emancipadora y resalta la imagen del General San Martín. Con música del uruguayo Cayetano Silva y letra del argentino Carlos Benielli, fue estrenada el 30 de octubre de 1902 para la inauguración del Monumento al héroe en la ciudad de Santa Fe.

Resulta que previo al ascenso del nazismo, en 1913, el ejército argentino le «obsequió» tal marcha al ejército alemán como gesto de amistad. Y éste, a cambio, le regaló la canción Alte Kameraden (Viejos camaradas).

Por una cuestión azarosa la canción terminó siendo utilizada años más tarde para el desfile nazi por las calles de París. Paradójicamente, la canción que una vez conmemoró la liberación de un pueblo, dio inicio a una sangrienta ocupación.

Afortunadamente, cuando la ciudad fue liberada en 1944, el general Dwight Eisenhower ordenó como desagravio que las tropas aliadas ingresasen a la ciudad al compás de la misma marcha.

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