En el capítulo "La llamada acumulación originaria", Karl Marx analiza cómo en Inglaterra se crearon trabajadores para satisfacer la demanda de fuerza de trabajo por la industria: expulsión masiva, a sangre y fuego, de los campesinos de sus tierras; y una severa represión del "vagabundeo".

Mediante estos métodos extraeconómicos se logró de forma acelerada una concentración de las tierras y un proletariado disciplinado para ser explotado en la industria. «Si el dinero, como dice Augier, viene al mundo con manchas de sangre en una mejilla, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.»

La metáfora utilizada por Marx sugiere una imagen gráfica y visceral, destacando la violencia inherente al proceso de acumulación de capital. Se interpreta como una crítica intensa a las condiciones de trabajo inhumanas, la pobreza y las desigualdades generadas por el sistema capitalista. La idea fundamental es que el capitalismo no surge de manera pacífica o equitativa, sino que está impregnado de conflictos y desafíos que afectan a las masas trabajadoras.

A lo largo de los años, esta frase ha sido citada y debatida en el contexto de las interpretaciones y críticas al pensamiento de Marx. Algunos la ven como una poderosa condena de las injusticias del capitalismo, mientras que otros pueden cuestionar la validez o aplicabilidad de esta metáfora en el análisis contemporáneo.

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