Se atribuye la primera utilización del término "distopía" que existe documentada a John Stuart Mill, en un discurso de una intervención parlamentaria en 1868. El filósofo se refiere a un lugar en que todo es indeseable.

La narrativa distópica, pues, incluye obras alegóricas que representan sociedades futuras en las que el poder de la autoridad pretende controlar cada aspecto de la vida humana.

Las sociedades distópicas aparecen en muchas obras de ficción. Algunos de los ejemplos más famosos son "1984" de George Orwell, "Un mundo feliz" de Aldous Huxley y "Fahrenheit 451" de Ray Bradbury.

En "1984" la Tierra está dividida en tres grandes potencias totalitarias: Oceanía, Eurasia y Estasia y la sociedad está gobernada por un omnipotente partido encabezado por el "Gran Hermano", personaje que tiene bajo control la vida de todos los ciudadanos.

El libro, con su desconcertante comienzo, ("Era un luminoso y frío día de abril, y el reloj daba la una de la tarde"), define las características típicas de la tiranía moderna.

En la actualidad son las redes sociales las que recopilan cada gesto, cada compra, cada comentario que hacemos en internet y alimenta una presencia omnisciente en nuestras vidas capaz de predecir todas nuestras preferencias.

Basada en las elecciones de los consumidores, con el usuario como la mercancía con la que se comercia, la recolección de esas preferencias para las campañas políticas está distorsionando la democracia.

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