¿A quién describió Margaret Thatcher como "ese hombre que pinta cuadros horribles"?
Francis Bacon (Dublín, Irlanda, 28 de octubre de 1909 - Madrid, España, 28 de abril de 1992) - no confundirlo con el filósofo -, no dejaba indiferente a nadie, ni como artista ni como persona. En el aspecto artístico, algunas figuras célebres opinaron despectivamente sobre él, como la mismísima Margaret Thatcher, que llegó a decir «Ese hombre que pinta esos cuadros horribles»; o de críticos de arte de renombre, como John Berger, que lo comparaba con Walt Disney y decía que, como aquel, era un pintor de status quo y un reaccionario.
Sin embargo, para algunos especialistas, Bacon no era valorado porque no se inscribía en la corriente principal del arte moderno que, orientado a la abstracción, convertía a la figuración en algo periférico o reaccionario.
Ningún otro pintor ha representado la figura humana con tanto sentimiento: la carne desgarrada, la deformidad de los cuerpos desnudos, masculinos y poderosos, retorcidos de maneras que llevan a la anatomía a un límite entre lo animal y lo humano. Una pintura carnal y, por qué no, libidinosa, que como él mismo definía “va directo al sistema nervioso”.
Bacon era homosexual y masoquista, cada noche al salir de su estudio se ahogaba en cerveza, cigarrillos y peleas en su pub habitual —The Colony Room—, y con estos excesos autodestructivos se plantaba la semilla para una nueva obra de arte, en la que expresaba el terror y el sinsentido de la tragedia de la existencia.
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