La temperatura es una medida del calor que contiene un cuerpo, sea éste sólido, líquido o gas, y para su medida se utilizan escalas, que pueden ser absolutas o relativas. Las primeras se basan en el cero absoluto o temperatura más baja posible, mientras que las relativas tienen otras formas de definirse.

Entre las escalas más comunes, Celsius y Fahrenheit son relativas y de uso cotidiano, mientras que la escala Kelvin, absoluta, es la utilizada por la ciencia. La más extendida es la escala Celsius, pues sólo Belice, Islas Caimán y Estados Unidos usan la escala Fahrenheit.

La escala Celsius (ºC), inventada en 1742 por el astrónomo sueco Andrés Celsius, define los puntos de congelación y ebullición del agua a 0 ºC y 100 ºC, y divide este intervalo en cien partes iguales, por lo que también se llama centígrada, siendo cada unidad un grado.

La escala Fahrenheit, creada en 1724 por el físico holandés Gabriel Daniel Fahrenheit, utiliza ciento ochenta divisiones o grados (ºF) entre los puntos de fusión y ebullición del agua, establecidos en 32 y 212 ºF, respectivamente.

La escala de Kelvin lleva el nombre del físico británico que la diseñó en 1848, William Thompson Kelvin. Prolonga la escala Celsius hasta el cero absoluto a - 273 ºC, temperatura hipotética caracterizada por la ausencia total de energía calorífica.

En cuanto a las diferentes conversiones, destacamos:

- ºK = ºC + 273

- ºC = (ºF - 32) ÷ 1,8.

Por lo que 100 ºF equivalen a 37,7 ºC.

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