La pizarra, llamada también roca fósil, es una roca metamórfica de estructura foliada, densa y de grano fino. Puede dividirse en delgadas capas o láminas. Proviene de la transformación de lutitas y otras rocas sedimentarias clásticas de grano menudo.

Está compuesta principalmente por cuarzo y moscovita, minerales de arcilla y feldespatos, además de pequeñas muestras de clorita y hematita.

No brilla. Es dura, versátil e impermeable. Se forma en variados ambientes, de los que adquiere colores diferentes. La pizarra más común es la azul negruzca, rica en materia orgánica y carbono. Aunque también hay pizarras de tonos rojizos y morados, formadas en lugares oxidantes. Pueden aparecer rocas de este tipo cubiertas de limonita amarilla o parda. El matiz dependerá del mineral dominante.

El uso de la pizarra en la construcción se remonta al principio de los tiempos. Sobre todo, se ha empleado en aquellos lugares donde se localiza a poca profundidad y se ha usado tanto para la impermeabilización de edificaciones como con fines estructurales.

La pizarra empleada en construcciones antiguas era tosca y poco elaborada debido a las técnicas empleadas en su obtención y trabajo, pero recurre al principio de visibilidad característico de la pizarra y que la ha hecho tan apreciada. Históricamente se han dado otros usos a la pizarra, entre los que cabe destacar los elementos decorativos y el arte funerario.

España es el mayor productor y exportador de pizarra en el mundo.

Más información: es.wikipedia.org