Las lenguas germánicas son una subfamilia de la familia de lenguas indoeuropeas habladas principalmente por los pueblos germánicos. Todas derivan de un antecesor común, tradicionalmente denominado idioma protogermánico. La primera lengua germánica documentada es el gótico (siglo IV, «Biblia de Wulfilas»), hablada por los godos y que prevaleció en la península de Crimea hasta la Edad Moderna. También son muy antiguas las inscripciones en alfabeto rúnico, grabadas en armas o joyas, que dan información sobre otros dialectos germánicos.

Se dividen comúnmente en tres ramas:

La oriental está extinta en la actualidad, y a ella pertenecían idiomas como el gótico, el vándalo y el burgundio.

La Germánica septentrional o escandinava: grupo occidental islandés, noruego, y faroés (intermediario entre el islandés y los dialectos del noruego occidental); grupo oriental danés y sueco.

La occidental: grupo anglofrisón, formado por el inglés y el frisón; grupo germano-neerlandés que incluye neerlandés, flamenco, dialectos del bajo alemán (Plattdeutsch), afrikáans, alemán o High German (alto alemán) y yidis.

En la actualidad existen el inglés, el escocés, el alemán, el bajo alemán, el sueco, el islandés, el danés, el neerlandés, el afrikáans, el noruego, el luxemburgués, el frisón, el feroés y el yidis.

Las lenguas germánicas, a excepción del gótico, mantuvieron una situación de contacto fluido hasta al menos el siglo V d. C., en que se acelera la diferenciación.

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