La ombrofobia o pluviofobia es el miedo persistente e intenso a las lluvias y a los eventos relacionados con éstas (truenos, relámpagos, etc.); se deriva del griego “ombro” lluvia, y “fobos” miedo

Puede ser considerada un tipo de fobia específica al ambiente natural. La edad estimada para el desarrollo de este tipo de fobias es sobre los 23 años, pero se puede presentar durante la infancia y la adultez

El estímulo que se percibe como nocivo, la lluvia, puede generar expectativas de peligros conscientes o no conscientes. Es decir, las personas pueden responder con una respuesta inmediata de ansiedad, lo que implica signos y síntomas como taquicardia, hiperventilación, disminución de la actividad gastrointestinal, aumento de presión sanguínea, palpitaciones, entre otros; como consecuencia de la activación del sistema nervioso autónomo. También puede manifestarse por medio de asco o repulsión a mojarse, desaceleración cardiovascular, sequedad de la boca, náuseas, mareo y disminución de la temperatura corporal. Esto ocurre al activarse el sistema nervioso parasimpático. Suele manifestarse aún ante el olor de humedad ambiente o el sonido lejano de truenos

Como cualquier otra fobia, la ombrofobia tiende a originarse durante la niñez a través de experiencias traumáticas o negativas relacionadas con la lluvia. El tratamiento más usado es la Terapia Cognitivo Conductual, usada conjuntamente con el aprendizaje de técnicas de relajación y respiración y una exposición progresiva

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