La quinoa, cuyo nombre científico es «Chenopodium quinoa Wild» es también es conocida como el grano de oro de los Andes, por su alto valor nutritivo, y se lleva consumiendo desde hace 7.000 años en las zonas andinas de América Latina.

La FAO (Food and Agriculture Organization) consideró el año 2013 como el Año Internacional de la Quinoa, dado que es el único alimento de origen vegetal que tiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas, así como la capacidad de adaptarse a diferentes ambientes ecológicos y climas, soportando condiciones y climas opuestos, lo cual la convierten en un aliado en la lucha contra el hambre.

La palabra quinoa o quinua viene de la lengua quechua y significa «grano madre», porque en la época de los Incas este grano era considerado un alimento sagrado y se usaba para propósitos medicinales.

Aunque técnicamente sea una semilla, se trata de un pseudocereal que se consume igual que otros cereales como el maíz, el arroz y el trigo. Su planta puede crecer de uno a tres metros de altura, y una de sus cualidades destacadas es que es un cultivo que se adapta a diferentes condiciones climáticas y geográficas, aunque más del 80% de la producción mundial de quinoa se concentra en Bolivia, Perú y Ecuador.

La quinoa blanca es la más rica en proteínas y la que menos carbohidratos posee por lo que ayuda a la quema de grasas y fortalece la musculatura y los tejidos.

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