Los Decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de medidas promulgadas por Felipe V (1683-1746) entre 1707 y 1715, a medida que iban cayendo los territorios de la antigua Corona de Aragón que se le oponían.

Los decretos suponían la desaparición de los territorios rebeldes y ponían fin a los fueros y privilegios a los fueros y privilegios de la Corona de Aragón. Según el primero de ellos se declaraban "abolidos y derogados todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observados" con el fin de uniformizarlos con las leyes de Castilla.

Por el contrario, el monarca borbónico respetó los fueros de Navarra y País Bajo, territorios que se habían mantenido fieles a su bando en la Guerra de Sucesión.

Felipe de Anjou fue designado heredero de la Corona de España por el último rey español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II, que murió sin descendencia. La coronación de Felipe de Anjou en 1700 como Felipe V de España supuso el advenimiento de la dinastía borbónica al trono español.

Fue su abuelo, el todopoderoso Rey Sol, Luis XIV, quien consiguió el trono español para su nieto cuando tenía tan sólo dieciséis años.

Su logro fundamental fue el de la centralización y unificación administrativa y la creación de un Estado moderno. La acción exterior se determinó por el revisionismo de las decisiones de Utrecht y por la alianza familiar con Francia. Fracasó en los intentos de recuperar Menorca y, con más ahínco, Gibraltar.

Más información: es.wikipedia.org