En la mitología griega y romana, Aura es la personificación divina de la brisa. Es frecuente hallar la forma plural Auras, "Brisas".

Aura, cuyo nombre significa «la brisa», era hija de una oceánide, Peribea,​ y del Titán Lelanto. Veloz como el viento, Aura cazaba con las compañeras de Artemisa. Se enamoró de ella Dioniso, tratando en vano de alcanzarla a la carrera; más ligera que él, siempre conseguía escapar, hasta que Afrodita, en respuesta a la demanda del dios, la hizo enloquecer. De este modo se entregó a Dioniso, y tuvo con él dos hijos, que eran gemelos.

En su locura, Aura mató a uno, y se precipitó después al río Sangario. Zeus la transformó en fuente. Uno de los gemelos fue Yaco.​ Éste fue salvado a tiempo por Artemisa, que lo consagraría a Dioniso.

La 'velificatio', una prenda de vestir ondulante que forma un arco suspendido, es el atributo principal por el cual un aura puede ser identificada en el arte. Un par de velificantes (figuras enmarcadas por una velificatio) que aparecen en el Altar de la Paz de Augusto han sido identificadas a veces como auras.

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