"El escriba sentado" es una de las estatuas más representativas de la escultura del Imperio Antiguo de Egipto, y una de las más famosas y bien conservadas de toda la Civilización egipcia. Fue esculpida entre los años 2480 y 2350 a. C.

Fue descubierta en circunstancias misteriosas por Auguste Mariette en 1850. Actualmente se conserva en el Museo del Louvre.

Se le atribuye a la dinastía V y se la asocia con la figura de Pehernefer. Algunos caracteres estilísticos como los labios finos, pecho amplio y postura del tronco, apoyarían esta teoría.

Aunque no sabemos con certeza a quien representaba esta pequeña escultura, lo que sí está claro es que su propietario debió de ostentar un cargo de cierta importancia en la administración faraónica, lo que contribuyó a que se ganara el derecho a tener una tumba y recibir ofrendas ante la estatua de culto que lo representaba realizando orgulloso sus tareas por toda la eternidad.

La estatua, encontrada en Saqqara, mide unos 54 cm y mantiene entre las manos un papiro enrollado. Las manos están en posición de escritura. La rigidez del cuerpo contrasta con el realismo de sus facciones.

La función de esta escultura está relacionado con el culto religioso funerario, representaría el Ka' parte material del alma, al que se uniría el Ba' o espíritu del difunto, así se daría paso a la psicostasis, o pesaje del alma por el Dios Horus que daría paso a la vida eterna.

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