El violonchelo o violoncello (abreviado a menudo con el término de cello) es un instrumento musical de cuerda frotada, es decir que necesita de un arco para producir sonido, perteneciente a la familia del violín.

En el seno de esta familia de instrumentos de orquesta, por su tamaño y su registro, el violonchelo ocupa un lugar situado entre las violas, los contrabajos y el octabajo. Es uno de los instrumentos básicos y fundamentales de la orquesta dentro del grupo de las cuerdas, realizando normalmente las partes graves, aunque su versatilidad también permite a los instrumentistas que lo tocan interpretar partes melódicas.

Físicamente se asemeja al violín, pero dispone de un tamaño mayor a este, pues su longitud aproximada ronda los 120 cm de largo (incluyendo el mástil). Para poder ejecutarlo es necesario estar sentado, apoyarlo en el suelo entre las piernas y frotar sus cuatro cuerdas con el arco.

A lo largo de la historia de la música se han compuesto muchas obras para violonchelo debido a su gran importancia dentro del panorama musical.

La familia del violín, incluidos los instrumentos de tamaño violonchelo, surgió hacia 1500 como una familia de instrumentos distinta de la familia de la viola da gamba. Las primeras representaciones de la familia del violín, procedentes del norte de Italia hacia 1530, muestran tres tamaños de instrumentos, que corresponden aproximadamente a lo que hoy llamamos violines, violas y violonchelos.

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