Sin forzar sus tendones ni dañar vasos sanguíneos, los búhos y águilas pueden girar su cabeza 270 grados.

Los seres humanos, al igual que otros muchos animales, pueden mover sus ojos y su cuello, pudiendo así explorar una habitación sin problemas. Los búhos, carecen de movilidad ocular, lo que les lleva a tener que ejercer una torsión mucho mayor en sus cuellos que otros animales.

Estos animales son más flexibles que los seres humanos porque la cabeza de un pájaro sólo está conectada por un “pivote”. Las personas, por el contrario, tenemos dos, lo que limita nuestra capacidad de giro, según dijo Forsman.

Sin embargo, incluso con estas ventajas esqueléticas, el cuerpo de muchas aves no es capaz de soportar tales niveles de movimiento. Como a las personas, si la cabeza les diese vueltas, sufrirían todo tipo de hemorragias internas y fracturas.

El equipo descubrió que estas aves tienen copias de seguridad de las arterias, que ofrecen un nuevo suministro de nutrientes cuando los vasos sanguíneos se cierran por el giro rápido. Sus arterias también se hinchan para recoger cualquier exceso de sangre creado en el proceso.

Más información: www.nationalgeographic.es