Los bebés, desde que nacen, tienen la capacidad de distinguir dos o más idiomas diferentes sin que tengan problemas para hablarlos una vez que crecen. Desde el instante en que nacen hasta los 8 años, los pequeños son como una esponja que absorbe toda la información que se les provea. Así que desde el nacimiento a los 8 años pueden aprender tantos idiomas como los padres deseen y se les puede enseñar a diferenciar cada uno de ellos y a hablar su lengua nativa sin ninguna complicación.

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