En general, en la Edad Media las muchachas solían casarse a partir de los 12 años. En el año 1000, el matrimonio se celebraba todavía a la manera germánica, en dos etapas:

-La desposatio, un contrato entre las familias, quienes se regían sobre todos por motivos políticos y económicos, en el que el poder sobre la mujer se transfería, a cambio de una dote, al padre del marido.

-Las nuptiae, la ceremonia nupcial.

A partir del siglo XI la Iglesia empezó a definir el carácter sacramental del matrimonio, impuso el consenso libre por parte de los esposos convirtiendo el acto civil en un rito religioso.

La mayoría de edad en aquella época estaba establecida en las mujeres a los doce años de edad, mientras que a los hombres se los consideraba maduros para casarse a los catorce. Normalmente empezaban con la vida sexual a la edad más temprana posible. Era habitual que las muchachas jóvenes se casaran con hombres mucho mayores que ellas.

Las bodas aristocráticas se prolongaban hasta cuatro días. Los banquetes eran pomposos con decenas de platos exquisitos con alimentos mágicos que debían fortalecer la fertilidad, como gallinas, manzanas o puré de sémola con miel, que supuestamente reforzaba el deseo sexual.

Los hombres y las mujeres solían disfrutar de los festejos por separado y se encontraban solamente en la sala de baile. Los invitados competían en superar uno al otro con los regalos de lujo y habitualmente recibían también obsequios de los novios.

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