De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), un alcázar es una estructura fortificada o la vivienda de un príncipe.

Proviene de la palabra árabe al-Qaṣr, que a su vez es una deformación del latín castrum (castillo o guarnición militar) y de su plural castra (campamento o cuartel).

Generalmente era de forma rectangular, con muros para la defensa y torres macizas en las esquinas. Dentro solían tener un patio o espacio abierto al que daban salones, hospitales, capillas y a veces, jardines.

En España, es habitual que se llame alcázar a aquellos palacios de la época musulmana que luego los monarcas cristianos se encargaron de reconstruir o modificar. En los extremos de los alcázares solían construirse alcazabas, espacios que servían para albergar una guarnición.

Los Reales Alcázares de Sevilla constituyen uno de los ejemplos más destacados. Se trata de una serie de construcciones que empezaron a levantarse en la Alta Edad Media y que están protegidas por una muralla. Su construcción se inició con un estilo islámico y luego fue adquiriendo otras formas, sobre todo a partir del dominio castellano. Desde 1987, forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Segovia, Córdoba, Guadalajara y Toledo son otras ciudades españolas que cuentan con alcázares. Fuera de España existen dos alcázares: el de Palermo, en Sicilia y el de Chapultepec en la ciudad de México. Este fue construido por Maximiliano I, durante el Segundo Imperio Mexicano.

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