¿Según la mitología griega, por qué el pavo real tiene 100 ojos en sus plumas?
El mito de Argo, parte de una de las innumerables infidelidades que Hera tenía que soportar por parte de su esposo Zeus.
Zeus se enamoró de Ío, una sacerdotisa de Hera. Para poseerla, arrojará al mundo una espesa neblina, convirtiéndose él mismo en nube, para poder estar con Ío y así no ser vistos por su esposa.
Hera los encontrará juntos y, presa de los celos, convertirá a Ío en una ternera blanca, y encomienda a su amigo Argo, el gigante de cien ojos, que se encargue de vigilar a la ternera noche y día. Resulta difícil imaginar un guardián mejor que Argo, el gigante mitológico que nunca dormía, ya que por las noches descansaba con 50 ojos, manteniendo los otros 50 siempre alerta. Rescatar a Ío parecía tarea imposible.
Sin embargo, Zeus confió la misión al dios Hermes el dios mensajero, del ingenio, la astucia y la mentira.
Hermes apareció disfrazado de pastor, y se valió del sonido de su flauta para adormecer por completo a Argo, momento en el que le dio muerte decapitándolo y rescató finalmente a Ío.
Hera, víctima de la ira y el dolor, condecoró a su fiel guardián Argo, colocó los cien ojos del gigante en las plumas del pavo real, para que siguiese viendo el mundo a través de los tiempos.
Ío no se libró de la furia de Hera. Ató a uno de sus cuernos un tábano que la picaba sin cesar, de manera que Ío, aún en su forma de ternera, corrió por el mundo intentando huir del insecto. Atravesó el mar y llegó a Egipto, donde Zeus le devolvió su condición de mujer.
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